Quemaduras solares, rozaduras, arañazos, cortes, irritación… son algunos de los males más habituales que sufrimos en la piel.
El funcionamiento del gel de aloe en la piel es sencillo, ya que se encarga de aumentar el entrelazado de las fibras de colágeno que recubren la piel que son las encargadas de regenerar los tejidos y volver a dar a la piel su aspecto saludable. Este fenómeno se produce a causa de la regeneración celular que el aloe desencadena con su aplicación sobre la piel. Pero esta regeneración celular no es algo aleatorio, sino que se debe a una serie de sustancias que este gel contiene y que debemos ver con atención.
Es importante que tengamos en cuenta las sustancias que se encargan de esta regeneración. El aloe contiene glicoproteínas, alantolina, que es la que se encarga de la regeneración epitelial. Los polisacáridos que contiene tienen una función antiinflamatoria y relajante de la piel, además de ser una de las mejores maneras de evitar la proliferación de bacterias y microbios. Precisamente esta cualidad del aloe es la que hace que sea muy adecuado para curar yagas y úlceras de la piel o de la boca.
Por todos estos motivos el aloe es una de las mejores maneras que tenemos de recuperar el estado natural de la piel. Además, en condiciones normales es una de las mejores sustancias que existen para conseguir una piel más sana, ya que se encarga de regenerar las células de manera totalmente natural, respetando en todo momento las cualidades y características de la piel.
